CONCRETO & Construções | Ed. 91 | Jul – Set • 2018 | 79
2007a), en el caso de El Puerto la
gente no sólo se apropió de los cono-
cimientos ya descritos, sino que es-
tán incorporando la prevención (Dic-
kinson 2002a; Dickinson 2002b) a su
cultura. De los seis prototipos que se
han construido, cinco en El Puerto y
el último en Chelem, los dos últimos
contienen pequeños aditamentos (Fi-
gura 5) que sirven para hacer un se-
guimiento continuo de las variables
más relacionadas con el deterioro,
como temperatura, humedad y el po-
tencial y la velocidad de corrosión.
Estos aditamentos se pueden cons-
truir de una manera fácil y con poco
costo. La gente de la localidad, el
arquitecto o ingeniero, pueden colo-
carlos desde la construcción de la vi-
vienda o a través de una intervención
ex profeso. Se espera lograr, en otras
etapas de nuestro trabajo de IP, que
miembros de la comunidad aprendan
a hacer y colocar estos aditamentos
y a medir parámetros de corrosión y
a interpretarlos a nivel elemental. La
idea es que puedan dar un segui-
miento a la evolución de los agentes
agresivos en su vivienda y acudan a
un experto para que
los apoye en su in-
terpretación. Se está
usando como base
el kit y la filosofía que
la Asociación Interna-
cional de Corrosión
(NACE Internacional)
usa para educar a los
jóvenes de las secun-
darias y preparato-
rias en plan piloto en
algunos lugares del
mundo (Figura 6). Lo
que hicimos aquí, fue
adaptarla a comuni-
dades con nivel de es-
colaridad bajo y gene-
rar, además, en forma
original, la parte de la
prevención del proble-
ma patológico que es
muy importante.
No cabe duda de que la mayor can-
tidad de gente afectada por el proble-
ma de corrosión en vivienda es aquella
con menos recursos. Una acción con-
certada como la que aquí describimos
permitirá que las comunidades tomen
mayor conciencia del problema, pero
también tengan más y mejores ele-
mentos para enfrentar el problema de
deterioro de sus viviendas, en especial
en las costas del país. El primero y se-
gundo prototipo de vivienda con estos
criterios y participación comunitaria en
varias etapas se hizo antes del paso del
huracán Isidoro sobre la Península de
Yucatán, en 2002 (Dickinson 2002a;
Dickinson 2002b); después se constru-
yeron los demás prototipos; el proyec-
to llegó hasta la fase de prefabricación
de los elementos estructurales de los
palafitos. Hacia 2010 se introdujo, en
el puerto de Chelem, un palafito me-
jorado con aceptación cultural, bajo
Figura 4 – Ejemplo de piezas Domozed sin acero, fabricadas por las habitantes
Figura 5 – Columna con aditamentos insertados
desde la construcción para poder medir humedad,
temperatura, potencial y velocidad de corrosión